Diana Aisenberg - Silencio, la noche esta llena de estrellas. by de Sousa Galería

Aldo de Sousa galería
del 17 de noviembre al 19 de enero de 2023
Buenos Aires, Argentina
Texto: Roberto Amigo


Pocos días antes de elegir las obras para esta exposición, volví a abrir un libro de Clarice Lispector, Un soplo de vida (Pulsaciones) que había subrayado, antes de la pandemia. En la lectura comencé a apropiar, cambiar, agregar, quitar palabras al texto marcado, para permitirme aun preguntar ¿por qué pinto?

 …de cómo quedan los labios que están a punto de ser besados.

¿Pintar? ¿Existe por sí mismo? No. Es apenas el resultado de una cosa que pregunta. Pintar es un interrogante.

¿Estaré desviando el curso de un rio? Debo confiar en ese rio caudaloso y abundante. Hablo en voz baja.

Cultivo la paciencia hasta ver al fruto caer por su propio peso. Quisiera dar espirales en el aire.

Mi lucha es la materia prima y la imposibilidad de exceder el lenguaje. Lo bueno y lo malo me perturban. Cuando caigo, la raza humana cae en mí también.

Permiso amigo, déjame pasar. El instante ya está hecho de fragmentos. Pinto y me libero de mí, así puedo descansar. El instante es de golpe. Extraigo mis imágenes de la noche absoluta. Aparecen de forma inopinada. Cuando estoy demasiado sola uso cascabeles en los tobillos y en las muñecas. Sé hacer en mí una atmosfera de milagro.

Pinto para encontrar en el agujero negro de la noche cristales cantantes.

Soy el tipo de los sin tipo. Soy el atrás del pensamiento. El cielo alto puede bajar y envolverme y mis alas volaran en nieblas espesas de azul.

Diana Aisenberg
Octubre 2022

Las flores se abrirán en la noche

 Las flores se abrirán en la noche –en esta noche llena de estrellas–para quien merece su mirada; antes del amanecer, cuando mueren. La imagen es una advertencia sobre la vanidad de la vida, de la efímera belleza, de lo inexorable del tiempo, para el desengaño. Diana, desde la etapa jerosolimitana, se ha detenido en lo fugaz de la luz, en aquello que aparece y desaparece rápidamente, en comprender la pintura como acechanza de aquello que va a ocurrir por la mirada. La flor silvestre nace para el sueño, mientras el alma dormida despierta en la contemplación de la muerte. Único instante, entonces, es el despertar.

*Los motivos en la obra de Diana, regresan en el tiempo, en su preciosismo oculto de símbolo. Los cisnes de Diana vuelven a desplegar sus alas. Pitágoras incluye en las transmigraciones del alma, aquellas de los poetas muertos en los cisnes. Cantan antes de morir, dicen los textos antiguos, por ello creían que era el animal de Apolo. Así, en la décima de Quevedo: “Bien pensará quien me oyere / viendo que he llorado tanto / que me alegro agora y canto / como el cisne cuando muere”. Rubén Darío prefirió pensar al cisne de canto wagneriano, metáfora del poeta, como la nave que salva a los náufragos, una simple necesidad modernista. El cisne crepuscular en la pintura de Diana se libera de los anillos de oro. (Charles de Kay, en BirdGods, comenta que el cruzado rey Edward I, juraba sobre dos cisnes con redes doradas a comienzos del siglo XIV).*

Animales del crepúsculo. El búho y la lechuza protectores, guardianes de la noche que pueden ver las almas que permanecen en la tierra (Diana ha preferido antes pintar los cielos y las niñas en esos cielos con los diamantes y los peces). Kitsune, el zorro, es uno de los espíritus de los bosques y mensajero de Inari; adquiere, si lo desea, la forma de una mujer joven. Diana reúne al zorro rojo y a la mujer pelirroja, autorretrato ideal del abrazo del espíritu con su forma elegida. No son estos solitarios zorros grises, rojos, incluso uno rosado con el pelaje azul en las patas, los del Occidente religioso, asociado a la malicia y astucia, a lo demoníaco. Uno de los zorros se defiende en la nieve de algo o alguien que no es representado. Es ese instante de la medianoche cuando algo más está vivo, como el zorro del poema de Ted Hughes que acerca su hocico frío a las hojas y ramas caídas.

La vela apagada en la noche rara vez se enciende en la mañana.

Roberto Amigo


Héctor Olea: 81 Fanerografias del T'ao by de Sousa Galería

Aldo de Sousa galería
del 28 de septiembre
al 10 de noviembre de 2022
Buenos Aires, Argentina

81 fanerografías del T’ao
muestra los trazos gestuales de una selección de palabras del libro ancestral T’ao de Lao Tz’.

La fanerografia es un trabajo gestual, expresivo, que coloca a Héctor Olea ante un mundo natural como quisiera el autor del libro 25 siglos. Lo natural aquí es el trasfondo pictórico de los ideogramas chinos y su valor gráfico.

También se incluyen objetos en acrílico de poesía visual y posters emanados de esa experiencia cultural oriental, que recorren cuatro ciudades: México, Buenos Aires, São Paulo y Houston.

PROYECTO GALERIA: ADS 50 AÑOS by de Sousa Galería

 Proyecto Galería se construye a partir de la unión de 50 obras de artistas clásicos e icónicos, consagrados, algunos casi olvidados, otros modernos y también contemporáneos; todos son y han sido parte del ADN de la galería.

Juan M. Sánchez - Lido Iacopetti - Alberto Delmonte - Pablo Lehmann - Leopoldo Presas - Benjamín Ossa – Dalmiro Sirabo - Raúl Schurjin - Carlos Silva -Benito Quinquela Martin - Luis Cordiviola – Antonio Berni – Diana Aisenberg – Ángeles Ascua – Luis Pazos – Ari Brizzi – Agustina Nuñez – Cesar Paternosto – Juan Grela – Virgilio Villalba – Raúl Soldi – Alfredo Hlito – Mariette Lydis – Enio Iommi – Claudio Girola - Oscar Vaz - María Juana Heras Velasco - Diego de Aduriz – Edgardo Giménez
Jorge Pereira - Raúl Mazzoni - Pablo Rosales - Jorge Lezama - Juan Lecuona - Sebastián Mejía – Martín Pérez Agrippino – Bruno Widmann.


Proyecto Galería, un recorrido vivo y atemporal sobre la trayectoria de la galería fundada en julio de 1972.

de izquierda a derecha: Alberto Delmonte, Martín Pérez Agrippino, Edgardo Gimenez, Raúl Schurjin, Oscar Vaz, Benhamín Ossa, Danilo Sirabo, Lepoldo Presas, Lido Iacopetti, Luis Cordiviola, Benito Quinquela Martín, Raúl Mazzoni, María Juana Heras Velazco, Diego de Aduriz, Jorge Pereira.

[…] ADS se ufana, ufffff…!, de ese esfuerzo a sabiendas de que, entre lo inútil de hacer y lo inútil de no-hacer solo lo primero vitaliza. Entre aquellas limitaciones resueltas y todavía por superar, complace a la Galería poder resumir en breves palabras histórico tan oscilante, vivo pero atemporal, el cual, quiérase o no, ha seguido las pautas que dicta la Argentina con sus pros y contras, éticas y estéticas, altanerías y bajones. Lo más vertiginoso del mundo actual nos permite sentir, como nunca antes, que los 50 años empezaron ayer.”

Héctor OLEA, julio de 2022.

 

de izquierda a derecha: Ary Brizzi, Diana Aisenberg, Agustina Nuñez, Luis Pazos, Jorge Lezama, Sebastian Mejia, Antonio Berni

de izquierda a derecha: Pablo Lehmann, Pablo Rosales, Enio Iommi, Lido Iacopetti, Raúl Mazzoni, Maria Juana Heras Velazco, Sebastían Mejía.

Agustina Nuñez: Ondulaciones hacia un infinito by de Sousa Galería

Aldo de Sousa galería
del 27 de abril al 23 de junio de 2022
Buenos Aires, Argentina
Curaduría y texto: Laura Isola

Ondulaciones hacia un infinito

Siempre cara me ha sido esta colina yerma
y estas matas que a la mirada esconden
tanto lugar del horizonte último.
Pero sentado aquí mirando yo imagino
más allá interminables extensiones,
silencios sobrehumanos y una calma
tan profunda que el corazón por poco
se me estremece. Y cuando llega a mí el susurro del viento entre las plantas, yo comparo aquella voz a los silencios infinitos;
me viene entonces el recuerdo de lo eterno,
y de las estaciones muertas, y de la presente
y viva y su sonido. Y así en esta
inmensidad se anega el pensamiento:
y en este mar me es dulce la zozobra.

Giacomo Leopardi, “El infinito”


“No desconcierta ni perturba, más bien se comprende, que entre un recitado otro haya un cuarteto de jazz que toca a Ellington o a Monk: el lenguaje de Leopardi es de una grandeza austera que se consiente uno que otro chiste, pero no la solemnidad. No es sólido ni monumental; es grave y fluido”, escribe Marcelo Cohen en el prólogo a Cantos de Giacomo Leopardi. Cohen tradujo ese conjunto de poemas del que es considerado el más grande poeta romántico italiano, ya que lleva a la reflexión filosófica y teórica los postulados de ese movimiento literario en Italia en el siglo XIX.

En “L´infinito”, que pertenece a los pequeños idilios y fue compuesto en 1831, Leopardi teoriza sobre los dos términos que vienen asociados en esa expresión y que son el concepto central del universo romántico: lo infinito conlleva lo finito y en ese vaivén fluctúan y se bambolean las partes que refieren tanto al espacio como al tiempo. A la figuración del paisaje en tanto distancia inabarcable o algo numeroso y enorme, en algunas de sus acepciones de uso común; en el rigor de los números en la matemática. En la metafísica, el infinito es un concepto que no admite ningún tipo de delimitación, ya que cualquier esfuerzo por contener o definir es, en sí mismo, una negación.

En las obras de Agustina Nuñez, adivino y arriesgo un ensayo sobre este mismo tema de lo eterno e indeterminado. En lo formal, la repetición de las figuras: ondas, líneas vibrantes, rizos, vuelta y encastres. Un conjunto que se reitera para diferenciarse y mimetizarse, de nuevo, para bisar, reincidir, rehacer y germinar. Un proceso que se itera, de obra en obra, en diferentes soportes, materiales y producciones. Una suma de procedimientos que replica la acumulación, somera y medida, para dar cuenta de una busca que no se detiene.

“De una grandeza austera” es la frase que retomo del escrito de Cohen sobre Leopardi para volver a frasear en el caso de Nuñez. Ese juego de palabras que aparece en “grave y fluido”, de nuevo, es la manera que encuentra el escritor argentino para hacer chocar conceptos y describir la extraordinaria simpleza y profundidad del poeta.

De una abstracción sensible, de vitalidad y de ausencia, con el chiste bajo control, firme sin ser majestuoso, está hecho el pensamiento creativo de Agustina. Seguirle la onda y recorrer con la mirada los paisajes mentales, silenciosos, temperados y sensuales; contemplar las ondulaciones que se pierden en el infinito, de lo que es o parece ser ilimitado, de ese último horizonte que siempre es el penúltimo hasta que “cuando llega a mí el susurro/del viento entre las plantas, yo comparo/aquella voz a los silencios infinitos;/me viene entonces el recuerdo de lo eterno/ y de las estaciones muertas, y de la presente/y viva y su sonido. Y así en esta/inmensidad se anega el pensamiento:/y en este mar me es dulce la zozobra”, en los versos finales del poeta.

Tampoco molesta ni aturde, más bien se recomienda, entre obra y obra de Agustina, escuchar algo de Monk; a él mismo tocando el piano porque era, como lo han definido, sobrio, abstracto, obstinado, ingenioso, anguloso y lírico.